Los dont’s en las comidas de negocios

Es un arte perdido, pero una comida de negocios es una de las formas más acertadas de acercarte a tus clientes y por lo tanto, ganar más negocios. Aunque la tecnología nos ayuda a estar en contacto twenty four seven, nunca reemplazará el significado y valor del face-to-face con tus clientes que puedes conseguir invitándolos a comer.

Ahora, no debes dejar que tu plan de negocios se vea opacado por tus fallas de etiqueta al comer. Por eso, te dejamos los dont’s en las comidas de negocios:

No te pelees por la cuenta: Si invitaste a un cliente a comer, tú debes pagar always! Mejor aún, pídele al mesero la cuenta de forma discreta o da tu tarjeta desde el principio de la comida para evitar este momento incómodo.

No pruebes los restaurantes nuevos y de moda: La comida con un cliente no es el momento ideal para probar un restaurante nuevo y arriesgarte a un mal servicio o a mala comida. Elige un restaurante que te sea familiar y sepas que es garantía.

Trata a capa y espada no cancelar ni cambiar hora: Antes de agendar una comida, revisa cuidadosamente tu agenda. Los planes cambian, pero cambiar tus planes a la última hora te hace ver despreocupado e irresponsable. Una comida se trata de impresionar a tus clientes y pasar un buen rato. Nunca les des ninguna razón para que duden de tu puntualidad y compromiso.

Deja que ordene primero: dale a tu cliente la oportunidad de pedir primero y después sigue su estrategia. Trata de pedir algo similar, es decir, si pide plato fuerte y vino, go for the same!

Evita las fallas de etiqueta: No eres un vikingo, eres un emprendedor. Los buenos modales son básicos. No mastiques con la boca abierta, usa la servilleta y nunca abuses del alcohol. La comida de negocio es más negocio, que comida. 

Conoce a tu cliente: No te centres en tí. Has preguntas abiertas e interésate por lo que tu cliente tiene que decir. Comparte algunas experiencias personales; esto hará que tu cliente sepa que eres humano y podrás lograr una conexión más personal. Ojo! solo se apropiado y no compartas cosas demasiado personales.

No cheques tu celular: Los e-mails y WhatsApps pueden esperar. Pon tu celular en silencio y déjalo en tu bolsa. Quizá estás acostumbrado a responder cualquier alerta, pero debes darle a tu cliente la atención que se merece.

 

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